
Por Cecilia Miteff, estudiante de Psicología
La adolescencia es un momento de crisis por excelencia. La irrupción abrupta de los signos sexuales a nivel corporal, llamada pubertad, obliga al niño a elaborar una nueva imagen de si-mismo. De este modo debe dejar de ser niño para ser adulto. Este proceso simultáneo de duelo de la niñez y aceptación de nuevo cuerpo, produce una crisis de inseguridad que no puede más que manifestarse violentamente en el escenario social, La tendencia de fotografiar y filmar “todo” lo que se hace, puede pensarse como el resultado de esa crisis que trae aparejada la indecisión de no saber bien “quien” o “que soy”. Este complejo fenómeno de construcción de la identidad se conceptualiza desde el psicoanálisis como “proceso de identificación” y se lleva a cabo mediante la incorporación de rasgos y conductas de Otros, tomándolas para la configuración de la propia identidad, la propia imagen.
¿Jacques? Lacan llama “Estadio del espejo” a un suceso que se da en los primeros meses de vida, planteando que si se coloca a un niño frente al espejo, éste inmediatamente comienza a sonreír por el júbilo de verse completo, es decir por la alegría de ver que posee una imagen. Esto se traslada al período adolescente en el que el joven debe aceptar su nuevo cuerpo y con ello configurar su nueva imagen. El júbilo de verse reflejado siendo “ese”, el de la foto o el video, lo deja capturado y bajo la necesidad compulsiva de repetir una y otra vez la placentera experiencia.
La crisis que sufre el adolescente ha existido en todas las épocas pero la diferencia recae sobre los medios con los que hoy cuenta para atravesarla, donde prima la fascinación por lo inmediato y el consumo desmedido de imágenes, con un escenario social en el que las normas se diluyen. Es así que se sirve de la gran oferta tecnológica de la actualidad para realizar este proceso en el que además se construye su vida sexual, ésta fluctúa entre la capacidad para realizar actos de modo autónomo, como el adulto próximo a ser y la irresponsabilidad propia del niño que está dejando de ser.
Así la tendencia a filmar actos sexuales casi como un juego nos muestra esta oscilación donde parece confundirse el niño con el adulto y donde se superpone la esfera pública con la privada.
fuente: revista mensual huilliches
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